Celebrar la primavera con amigos en casa.

Con la tercera luna de marzo llega la esperada Semana Santa. Una época del año maravillosa. Comienza el buen tiempo, las ganas de compartir y celebrar con los nuestros. Es como si algo en nosotros se despertara ¿A vosotros también os pasa?
Nuestra casa se convierte en una fiesta. Llegan amigos, familiares y hasta algún vecino se suma a la velada. ¡Qué alegría nos da! Es una locura y terminamos rendidos pero siempre, siempre vale mucho la pena.
Uno de los momentos que más disfrutamos con ellos es cuando nos acompañan al huerto y cosechamos lo que en ese momento nos da la tierra. Recoger nuestra propia verdura cultivada con cariño y conciencia es la base de los productos de temporada que nos acompañarán en la mesa.

La preparación de la comida solemos hacerla en compañía. Hay mucha improvisación y creatividad espontánea. En torno a una mesa llenita de verduras ricas y bien frescas, dejamos que cada cual aporte sus propias ideas. Es un caos, pero tremendamente divertido y enriquecedor.
¿Qué os parece si preparamos una receta de coliflor que vi el otro día? Y como aperitivo podemos poner estas zanahorias. Yo corto la col así, pues yo no conocía las remolachas amarillas… las podríamos cocinar de esta otra forma que leí. Uno pela guisantes, otro las habas y siempre hay quien se escapa para cortar la cebolla fresca, por si se le escapa alguna lágrima.
Cocinar en familia, la elegida y la nuestra, mientras nos ponemos al día de cómo nos va la vida, es pura magia. La esencia de la vida. Y hacerlo con nuestra cosecha del día es como un ritual. El de agradecimiento a la tierra por todo lo que nos da. El respeto y el disfrute van de la mano. Adoro acercarles la tierra de esa manera.
Las recetas siempre son deliciosas. Hay mucho amor en esa mesa y eso se nota. Hay amor, respeto y mucha conciencia. Y por supuesto risas, muchas risas que eso también nos nutre, nos llena el alma y nos alimenta.
¡Feliz Semana Santa y feliz cosecha!